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Miercoles, 05 de Enero de 2022
En Marzo de 2008 el entonces Ministro de Economía Martín Lousteau, eligió el camino 'menos malo', impulsó la Resolución 125 como alternativa a la presentada por el Secretario Guillermo Moreno que proponía una alícuota del 63% en concepto de Derechos de Exportación, denominados más frecuentemente como Retenciones.
Ese camino 'menos malo' ratificaba e incrementaba la concentración de recursos por parte del gobierno nacional, quien mediante este mecanismo recaudatorio no coparticipable esquilma recursos económicos del interior productivo, atenta contra el federalismo en pos de una mayor discrecionalidad por parte del gobierno y fomenta un esquema de empobrecimiento sostenido en el tiempo, que cada vez se acrecienta más.
Estos dilemas de elección entre lo peor y lo menos malo son frecuentes en Argentina, ocurre en todos los niveles y en la mayoría de los ámbitos. Rara vez los argentinos tenemos la posibilidad de elegir lo mejor.
El Decreto 911/2021 establece la prohibición de exportar 7 cortes de carne vacuna: asado con o sin hueso, falda, matambre, tapa de asado, nalga, paleta y vacío hasta el 31 de diciembre de 2023. Nos encontramos nuevamente ante un escenario de opción entre lo peor y lo menos malo, es decir, entre la amenaza del cierre total de exportaciones y este cierre parcial con algunos cortes, que representa casi el 30% de los kilos de la media res que se factura.
Estas limitaciones que se imponen desde el gobierno nada tienen que ver con la búsqueda de soluciones estructurales en la economía nacional, que mejoren la vida de los argentinos. Se suele argumentar que estas medidas se toman porque aumenta la carne, como si el resto de los precios de la economía no aumentaran igual o en mayor medida que este bien de consumo. Es decir, Argentina está sumida en un contexto inflacionario que requiere de soluciones estructurales, no obstante, continuamente se elige aplicar parches, retrasando cada vez más las posibilidades de recuperación real de la economía.
Es conocida la tendencia del actual gobierno a intervenir mercados de manera discrecional, por lo cual esta medida anunciada para nada sorprende. Sin embargo, resulta conveniente recordar que implica la pérdida de incentivos para toda la cadena productiva, cuyo reacomodamiento a las restricciones impuestas generan una reducción de la producción en el mediano plazo, con pérdidas de stocks de cabezas de ganado, de puestos de trabajo y de ingresos, que no es otra cosa que más empobrecimiento para todo el interior productivo y un mayor nivel de precios reales de la carne en el largo plazo, por escasez. Este tipo de medidas ya se aplicaron anteriormente y el fracaso fue una constante.
Por otra parte, el consenso alcanzado entre el gobierno y las áreas técnicas de las entidades que nos representan como productores, no hace más que ratificar el hecho de que la dirigencia nacional de las cuatro entidades del agro argentino deja mucho que desear, situación que en esta ocasión alcanza niveles de hartazgo en las unidades productivas, cuyo malestar se acrecienta día a día. Especialmente porque conocen bien el daño que esta medida ocasiona al sector productivo y a los consumidores en el mediano y largo plazo, no obstante accedieron a consensuar una medida a todas luces nociva, engañosa y nada sustentable.
Entre las medidas posibles de ser planteadas por nuestros representantes nacionales claramente se podría haber propuesto fomentar la ganadería ovina de carne con una gran cuota de crecimiento posible en todo el territorio argentino por ejemplo, de similar calidad a la carne vacuna, con la posibilidad de llegar a los consumidores a una precio significativamente más bajo, y al mismo tiempo sostener exportaciones vacunas como incentivo para una mayor producción y por ende de ingreso de divisas que tanto necesita nuestro país para paliar la grave caída del PBI sufrida en los últimos dos años.
Por todo lo anteriormente expresado y por la adhesión de nuestra dirigencia a hipotecar tiempo irrecuperable y un futuro mejor para los argentinos en lo que a este tema refiere, desde Sociedad Rural de Chacabuco repudiamos enérgicamente esta nueva medida lesiva del sistema productivo y promotora de pobreza e instamos a los dirigentes nacionales de Confederaciones Rurales Argentinas, quienes ejercen esta representación, a sentarse a dialogar con las instituciones de base para redefinir su rol. Consideramos de suma gravedad y de nula calidad representativa la gestión realizada hasta la fecha.
Sociedad Rural de Chacabuco