Producción
Miercoles, 15 de Noviembre de 2023
El especialista de la Cátedra Forrajes de la Universidad Nacional del Litoral, José Martín Jáuregui analizó el pastoreo racional Voisin (PRV), una técnica que por un lado promete ventajas en lo relativo a la protección de las pasturas, pero que también encierra algunos puntos críticos a tener en cuenta.
“Los métodos de pastoreo influyen en la producción de pasto, su eficiencia de cosecha, la selectividad, el consumo animal y pueden alterar la composición botánica de la pastura”, afirmó Jáuregui.
De este modo, surgen técnicas de pastoreo tendientes a imitar el comportamiento natural de los rumiantes y maximizar la producción animal, minimizando al mismo tiempo el daño al tapiz vegetal.
El PRV es una modalidad que implica una serie de principios para el buen manejo del pasto. Entre otros puntos, considera el conocimiento de las especies de la pradera, respeto de los criterios ecofisiológicos de su crecimiento y la reposición de nutrientes.
El PRV es uno de los métodos de pastoreo rotativo intensivo más conocidos y suele definirse como un “método racional para gestionar el complejo suelo-planta-animal mediante el pastoreo directo”.
Aunque la mayoría de sus principios están alineados con los conceptos de pastoreo rotativo intensivo en sistemas lecheros incorpora algunos conceptos adicionales, como el suministro de agua directo a los animales, que no están especificados en otros sistemas de pastoreo.
En términos generales, esta modalidad se basa en dividir el área de pastizales o pasturas en diferentes parcelas y corredores. De este modo, el rodeo puede pastoreae una parcela específica durante un período determinado, en lugar de deambular libremente por todo el campo.
Su implementación efectiva implica una cuidadosa planificación de la rotación de pasturas, la gestión de la carga animal y la observación constante del comportamiento de los animales y el estado de las plantas.
El PRV se basa en cuatro leyes o principios:
Esta técnica promueve el consumo de las pasturas al momento que interceptan el 95% de la radiación. Un aspecto a tener en cuenta es que cuando se ingresa al pastoreo en épocas de altas tasas de crecimiento -como la primavera- puede significar que la última franja se consumirá tarde, fuera de su momento óptimo.
Otra sugerencia radica en que leguminosas como la alfalfa deben ser consumidas cuando alcanzan entre un 30% y un 50% de floración. “Esto también puede generar pérdidas por senescencia y respiración, lo que compromete la productividad y la performance animal”, explicó Jauregui.
Por último, el PRV sostiene que se traduce en una extracción más rápida de nutrientes del sistema. “No debemos olvidar que los sistemas agropecuarios son abiertos, lo que implica que si aceleramos la tasa de extracción de nutrientes, también será necesario reponerlos”, concluyó el especialista.